Comenzamos a pensar en este nuevo número porque nos interesa la pasión que generan los ídolos, la devoción o incluso, en palabras de Luis Ospina, autor del primer texto, la sumisión. Pensamos, de alguna manera, que hacer hablar a los cineastas sobre sus ídolos e ídolas es una forma de revisar la genealogía y los inicios del cine. También creemos que, de un modo desplazado, quizá no haya algo más personal que confesar y compartir los ídolos de juventud, o incluso aún de la madurez. Confiamos adema´s en que los ídolos, acaso como el amor y las pasiones, van mudando, cambiando, moldeando nuestras experiencias. Así, el camino de los ídolos, la adoración y a veces su caída y decepción, o en ocasiones la infalibilidad de los maestros, derivón en este número en un modo de leer el aprendizaje de un gusto, el devenir de una estétca, las huellas y la historia de una educación sentimental del cine.