A partir de 1930 se afirma en América Latina el carácter nacional que, por un lado, refleja el problema de la originalidad o de la especificidad de la cultura producto del trasplante que produjo el proceso de colonización y, por otro, se contrapone a la hegemonía que ocupa la cultura europea desde la independencia de los Estados latinoamericanos hasta los primeros días de esa década.
En Brasil, Gilberto Freyre y Sergio Buarque de Holanda son, sin duda, referentes en la reflexión sobre la identidad que se sintetiza en el concepto de'brasilidad'. En el ámbito hispanoamericano, debido a la diversidad de enfoques sobre la formación social en la América hispánica, un grupo de autores mexicanos-Octavio Paz, Leopoldo Zea, José Vasconcelos, Samuel Ramos, Manuel Gamio, Moisés Sáenz y Eduardo Nicol- sirve como contrapunto para analizar las representaciones de la identidad en los países de colonización española, denominada por diferentes autores'hispanidad'.
Los discursos sobre la identidad revelan claramente actitudes e intereses antagónicos dentro de una misma comunidad, reflejan los vínculos de las sociedades con lo particular y lo universal, con lo singular y lo global, evidencian incluso la situación de las sociedades estudiadas en el momento en que la formulación de esas representaciones se hizo pública.
El análisis de las ideas de brasilidad e hispanidad en el plano del discurso que propone Everton Vieira Vargas ayuda a comprender en qué se basan las significaciones que la sociedad percibe como distanciamiento entre Brasil y las naciones hispanoamericanas. Son precisamente esas significaciones las que ponen en jaque el concepto mismo de América Latina como designación general y homogeneizante del espacio geográfico y de las sociedades producto de la colonización ibérica.