¿Qué podemos aprender acerca de las dictaduras al ocuparnos del cine?. Mussolini veía en el cine "el arma más fuerte" de su política de propaganda, Goebbels quería convertirlo en "una fuerza mundial" y Lenin consideraba que era "la más importante" de todas las artes. El cine, en el siglo XX, no deja indiferente a ningún dictador.
Las películas nos permiten vislumbrar el sueño de los sistemas totalitarios, no lo que hacían efectivamente, sino lo que creían estar emprendiendo y lo que, sin duda, se mostraba como un horizonte posible a una parte de los ciudadanos.
¿Cuáles fueron las políticas cinematográficas de los regímenes autoritarios? ¿Cómo fueron encuadrados los profesionales del cine, guionistas, realizadores, actores, productores, distribuidores, exhibidores? ¿Cómo funcionaba exactamente la censura? ¿Qué veían realmente los espectadores?
A través de los ejemplos de la Unión Soviética, el Japón de entreguerras, la Italia fascista, el Portugal de Salazar, la Alemania nazi, la España de Franco, la Francia de Vichy, la China maoísta, el Brasil de los militares, la Grecia de los coroneles y de cuatro "democracias populares" (Hungría, Polonia, la República Democrática Alemana y Checoslovaquia), esta obra se propone responder a estas preguntas. Fruto de una investigación colectiva, constituye la primera síntesis comparativa de la historia política y social del cine en los regímenes autoritarios del siglo XX.