Afortunadamente están surgiendo en psicoanálisis investigadores que han podido atravesar y salir del campo del "freudolacanismo". Designo así al estado actual de las concepciones de la comunidad psicoanalítica -casi sin diferencias entre escuelas e instituciones- que se afianza en una teoría de la formación del analista, proponiéndole: 1) la acumulación de experiencias personales, tanto para el paciente como para el practicante, como fuente principal de saber; 2) sostener al psicoanálisis en posición de extraterritorialidad científica; 3) orientarse hacia el pasado a partir del "retorno a Freud" -o el retorno a Lacan- y a las viejas figuras de padre, hombre, mujer, familia, etc.; 4) trabajar denodadamente para fundir y disolver toda la novedad del modelo teórico de Lacan en las enseñanzas de Freud, motivo de su designación ostentada con orgullo.
Estas premisas caracterizan a nuestro medio y confirman lo que Lacan diagnosticó como "oscurantismo" e "ignorantismo" de los psicoanalistas. El psicoanálisis padece un importante retraso en su articulación y debate con teorías modernas como las físicas relativista y cuántica, la matemática de las incertidumbres, las lógicas paraconsistentes, las neurociencias, el análisis de discurso, los estudios de género y el feminismo, etc.
Para el futuro del psicoanálisis contamos con investigaciones de jóvenes y talentosos psicoanalistas, como Bruno Bonoris, que no admiten como obvias las postulaciones del "freudolacanismo" e investigan sostenidamente para un psicoanálisis por venir. El nacimiento del sujeto del inconsciente trae ideas valiosas y novedosas, y la potencia del estilo de los estudios que podrían llamarse "foucaultianos", no por el uso de citas e ideas de Foucault sino por el cuestionamiento racional y sistemático de los supuestos radicados en las bases del psicoanálisis.
Alfredo Eidelsztein