Misiones

Como un buen libro de poemas cortos que repite las mismas tres palabras para construir algo infinito, los elementos constructivos de Misiones son nada más que el agua, la luz y la tierra. Como ese mismo libro de poemas, este diario de acuarelas tiene un ritmo esencial y una fuerza discursiva envolvente. Su imagen de la naturaleza no es mimética ni ejemplar; demasiado total para ser regionalista, parece estar mediada no por las particularidades de una topografía, sino por el tiempo. O por el sonido, o por la presión de aire. Son, antes que imágenes, regalos para ese caos de estructura superior en el que se enciman humores, flores, temperaturas.
Cuando está en Misiones, Böhtlingk ensaya una pintura de paisaje que trata de parecerse lo más posible a eso que hay antes del paisaje, de la representación, de la política: una pintura dedicada a lo real, eternamente caótico y eternamente virgen.