En serio: si Fabián Casas fuera una banda de rock, sería, probablemente, un power trío experimental, con un sonido fresco y crudo. (Matías Moscardi. Bazar Americano) .El poder de la anécdota, su velocidad, su convicción, su peso variable, liviano para entrar y salir pero contundente al momento de noquear, es lo que define su manera de narrar. (Juan Terranova. El interpretador). El trazo de unión es la familia implosionada, vigorosa y atacada (...) Y, por otra, el barrio de Boedo, áspero, "pesado", y a la vez tan fascinante para el que lo vivió y escribe como un buen relato de Jack London, o algunos de los tramos inolvidables de Roberto Arlt. (Elvio Gandolfo. Revista Noticias). El carácter episódico, la circulación constante de microhistorias, se funden en la "musiquilla" que les da soporte: el trabajo minucioso sobre la lengua crea una ilusión de oralidad y rubrica un estilo. (Sandro Barrella. La Nación). Casas habla de sí mismo, no hay casi más que recuerdos, quejas y recriminaciones. Pero el lector no puede parar: pide más y más martirio. (Guillermo Piro. Llegas a Buenos Aires ). Fabián Casas escribe para un lector modelo: sus amigos de la infancia en Boedo, a fines de los setenta. Y por alguna razón, que no le interesa dilucidar, como un sultán del swing, logra que eso resuene en la literatura (en su literatura) contemporánea: la de todos los días. (Ana Wajsczuk. Los Inrockuptibles)