Fernando Vallejo propone una literatura que deliberadamente va en contra del repertorio que conforma la crítica literaria contemporánea, tanto los reclamos feministas que han cuestionado la prominencia de un relato masculino, cuanto las exigencias de incluir la voz de las minorías, así como las reflexiones sobre la ética de la representación. En este libro Juanita Aristizabal demuestra que escribir sobre un autor como Vallejo, en una época en la que la disciplina se distancia de la lectura sesuda de los textos y se preocupa por resolver los enigmas de las grandes categorías es, como el título de su libro anuncia, un acierto a contracorriente.
En la sofisticada lectura de Aristizabal el "polémico narrador alter ego, desclasado, misógino, elitista y excluyente: el dandy", personaje en el que Vallejo convoca a la figura del narrador y a la del autor, es una propuesta anacrónica. A este viejo dandy, Aristizabal lo analiza como escritor de los regresos. En la nostalgia y la rabia que motivan los varios regresos de Vallejo a una Colombia perdida, se ubica la aguda prosa de Aristizabal. Lo que otros críticos han definido como "incómodos" reclamos del autor, en Vallejo a contracorriente, aparecen como las formas originales en las que el escritor colombiano crítica el presente. La originalidad de esta crítica, nos recuerda Aristizabal, no está en lo que el autor toma del presente. Vallejo tiene una deuda con el pasado, es más cercano al José Fernández de Asunción Silva y a los escenarios decimonónicos creados por Jorge Isaac, que a sus contemporáneos respetuosos de lo políticamente correcto.