En un principio, la idea que impulsó este libro fue la de hacer una película, donde el espectador pudiera apreciar cómo fueron las relaciones entre mis amigos y yo a través de los proyectos que hicimos juntos. Documentar las reflexiones, los procedimientos, las conversaciones y los experimentos que pergeñamos en relación al sonido, al arte y a la música. Eran las premisas que debían capturar aquellas cámaras, es decir, todas esas peripecias tantas veces fallidas que nos llevaron por discusiones, peleas, reconciliaciones y otros espacios emocionales a través de ese extraño impulso de compartir el trabajo y la amistad. Sin embargo, como creo que hacer cine es algo así́ como un trastorno desbordante, preferí́ apartarme, y a medida que me alejaba iba observando cómo esa primera idea también se alejaba conmigo para mutar en un paisaje cada vez más interno, que se fue convirtiendo en este libro.
La cinta transportadora reúne una selección de proyectos personales y en colaboración que abarca el periodo 2003-2013. Los textos fueron escritos teniendo en cuenta la experiencia de su realización: disparadores, referentes iniciales y puntos de partida de cada uno de estos trabajos. Atraído por la idea de un libro orquestal, donde dos o más voces se mueven de manera autónoma, decidí́ que, además de mi voz, se escucharan las de aquellas personas con las cuales colaboré durante la última década, compartiendo su visión de los hechos, con sus voces resonando en el transcurso de estas páginas.
