¿Tiene la teoría de los discursos de Lacan una relación con la clínica psicoanalítica, es decir, con nuestra experiencia de analistas con la neurosis y con las psicosis? Si la tiene ¿cuál es su naturaleza? La tesis que presenta esta obra es que la tiene, porque en esa teoría está incluida la representación de un sujeto por un significante para otro significante. Además, la inclusión del objeto a como elemento constituyente de la estructura del discurso, la definición de los lugares a los que cada elemento va a advenir y, finalmente, la dinámica que la estructura conlleva, son las bases sobre las que se conforma una tipología discursiva: el discurso del amo, el universitario, el de la histérica y el del analista. La introducción en el campo psicoanalítico por parte de Lacan de esta tipología renueva el viejo tópico freudiano de la relación entre la psicología individual y "las grandes producciones sociales"; en "Tótem y Tabú" se trató del arte (la histeria), la religión (la obsesión) o la filosofía (el delirio paranoico); de hecho los propios tabúes y los tótems son de por sí producciones sociales. En la interpretación del autor, los discursos constituyen también producciones sociales en los que el sujeto ocupa un lugar, claro que no de manera conciente.
Y qué hay, siguiendo esta línea -y considerando la introducción de Marx en el texto lacaniano-, de la más grande y abarcativa producción social, a saber: el modo de producción en el que la vida social se produce y se reproduce contemporáneamente; la referencia es, claro, el capitalismo. Cómo pudo llegar a ser, para Lacan, "capitalista" un adjetivo para "discurso" (Seminario 18).
El contacto entre Lacan y Marx se produce en distintos puntos de la obra del primero. La presente introducción al Seminario 17 brinda la oportunidad de puntualizar algunas vicisitudes de ese encuentro.